martes, 20 de abril de 2010

El martirio.


El martirio.

Durante el transcurso de la semana el destino nos unía, pero no tan solo para toparnos accidentalmente y observarnos el uno al otro, sino también para burlarse de mi.

Verlo significaba una angustia más. Su presencia me alteraba los nervios y me ponía a temblar.

Al día siguiente recibí un mensaje de texto de la persona menos indicada, aquella persona que aborreces con todo tu ser, a la cual le desearías lo peor, nombrada ''Andrea''.

El contenido del mensaje era el siguiente: afuera de tu jardín o en el techo del cuarto de abuelita se encuentra un paquetito, búscalo y hallarás un regalito, es más que obvio que sabrás a quien pertenece.
PDT: tu amiga Andrea.

En ese instante la sangre subió a mi cabeza rápido como un chasquido, empecé a enfurecer y arder de rabia. No la toleraba, la despreciaba con toda mi alma. Quizás el odiarla fue tan solo producto de mi imaginación, lo cual dudo, ya que esta dama de pocos modales y vulgar siempre se entrometió en mi relación con ''él''.

Intrigada busqué y encontré el paquete, este contenía: cartas de amor enviadas hacía él, fotos, cuadros, regalos, anillos, sin embargo lo más doloroso fue encontrar la llave de mi corazón…

Promesa que hicimos desde los 14 años, la cual decía que a pesar de la distancia, problemas o diferencias, el amor puro y juvenil que sentía el uno por el otro perduraría por siempre.

Esta vez, no lloraba por amor… Lloraba por rabia…no existía ser en este planeta que fuese mas vil y antipático que ella.
Tan solo buscaba cruzármela por algún lado, tomarla del cabello y estrellarla contra el piso una y otra vez, solo ese era mi deseo.

Llamé a Flavio y le dije:

Ella: gracias por el paquetito me encantó.

Él: no fue mi intención… Andrea me convenció.

Ella: a mi no me interesa si tu amiguita se mete o no. Acá el culpable eres tú por WEBÓN.

Él: perdóname… fue lo más bajo que he podido hacer en mi vida.

Ella: tu perdón esta de mas, simplemente ahora sí se acabo todo… no te quiero ver. Desaparécete, no quiero cruzarme contigo, no quiero saber de tu existencia, has tu vida en lima, donde nadie conozca lo hijo de puta que eres.

Colgué el teléfono lo mas antes posible, no quería escuchar su voz.

martes, 6 de abril de 2010

Jueves 8




¡Vaya atracción que me envolvía con él!

A las 9.00 am empezó a sonar mi móvil, conteste y era Justin.

Ella: ¿Alo?
Justin: ¿Estas?
Ella: Si, dime que ocurre.
Justin: ¿Como te hallas?
Ella: Bastante bien, todo por aquí esta calmado
Justin: ¿Iras al parque hoy?
Ella: Si de hecho nos encontramos allá
Justin:¡Sale!, un beso cuídate ¡Bye!


Colgué y arroje mi celular hacía la cama, este reboto sobre ella. No le tenía mucho interés, pero si me atraía y mucho. Y como bien pocas sabemos mientras menos interés le demuestres a un chico, este esta más pendiente de ti y lo que haces.

Así lo tuve al menos por ese día. Bajé al parque con el pretexto de comprar un Cifrut si mal no recuerdo. Y éste apareció repentinamente acariciándome la cabeza dulcemente. ¿Dónde te hallabas?, te anduve buscando por mar, cielo y tierra. Tan solo sonreí y me sonroje. Su mirada tan transparente me hipnotizaba.

Tenía un rostro bastante delicado y una sonrisa hermosa además de ser menudo. Siempre me gustaron ''los rubiecitos''.

Miércoles 7


Me sentía excitada… Él con sus firmes músculos se movía hacía mi con un movimiento sensual y erótico. Las hormonas se me alborotaban pero no al cien por ciento.

Se quitaba prenda por prenda mientras yo solo mordía mis labios, sentía su respiración muy cerca de mi.

Mi corazón latía muy rápido y fuerte una parte de mi se desprendía. No tenía control ni dominio de mi cuerpo. Tan solo me puse de pie y me despedí .Tome rumbo hacía el parque a tomar un respiro. No conocía esta sensación para mí era una nueva experiencia.

Sentada en una banca tomando una bebida refrescante, se acercó un chico muy simpático y de buen aspecto acompañado de un conocido. Su cabello rubio y sus ojos turquesas me daban una tranquilidad inesperada; ''nunca un chico tan atractivo se había acercado a mí''. Me sentí perpleja al menos por un instante. Sorprendido me dijo ¿eres tú? Intrigada respondí si, ¿Por qué? este respondió: te vi hace un par de meses en un bingo; sin embargo no te tome mucha importancia en cambio hoy te ves deslumbrante y radiante. Le di las gracias por el cumplido y charlamos cerca de tres horas sin parar.